El fundador de Patagonia, Yvon Chouinard, anunció ayer en una carta abierta en su sitio web que devolvería su empresa de 3 mil millones de dólares “a la Tierra”. No venderlo a terceros, no fusionarlo con ninguna entidad, sino darlo todo a la lucha contra el cambio climático.
Fundada hace casi 50 años, la marca de artículos de lujo para actividades al aire libre Patagonia se ha diversificado, con filiales en alimentos, medios, tablas de surf, inversiones en nuevas empresas con ideas afines y reciclaje de ropa usada.
Según la nueva estructura de propiedad, como explicaron los fundadores de Patagonia, las ganancias obtenidas no se reinvertirán en la empresa, sino que se utilizarán para combatir el cambio climático bajo una organización especial creada por Patagonia para el mismo propósito.
“Nunca quise ser empresario”, dijo el fundador de Patagonia en una carta abierta. “Comencé como artesano, fabricando equipos de escalada para mis amigos y para mí, luego pasé a la indumentaria. A medida que comenzamos a presenciar el alcance del calentamiento global y la destrucción ecológica, y nuestra contribución a ellos, Patagonia se comprometió a utilizar nuestra empresa para cambiar la forma en que hacemos negocios.”
Desde las recientes y devastadoras inundaciones en Pakistán hasta las prolongadas sequías en China y el Cuerno de África, el mundo está soportando la peor parte del cambio climático como nunca antes. Hace apenas dos días, un informe especial publicado por las Naciones Unidas advertía que el mundo va en la dirección equivocada en lo que respecta al cambio climático. El jefe de la ONU también dijo que los impactos devastadores del cambio climático nos estaban llevando a “territorios inexplorados de destrucción”.
En este contexto, ¿qué papel deberían desempeñar los multimillonarios? ¿Podrían seguir acumulando beneficios financiando fábricas que queman combustibles fósiles, evaden impuestos y explotan a países del tercer mundo? Incluso en la India, según varios informes, los multimillonarios no han hecho más que enriquecerse durante la pandemia, mientras que los pobres se han empobrecido aún más.
Después de todo, luchar contra el cambio climático es una batalla multifacética que implica crear las mejores políticas, sistemas de alerta temprana, seguir objetivos nacionales para limitar las emisiones y responsabilizar a las instituciones. Los multimillonarios, sin duda, tienen el papel más importante en este contexto por la sencilla razón de que ocupan la mayor parte de nuestra huella de carbono.
“Cuanto mayor sea su huella de carbono, mayores serán sus obligaciones morales”, escribe Greta Thunberg en Guardia en 2019. Según un informe de Oxfam de 2020, el 10 por ciento más rico del mundo fue responsable de aproximadamente la mitad de las emisiones globales en 2015.
A pesar de la ética de muchos de nuestros multimillonarios, mucha gente todavía los idolatra. Cuando leemos el ranking de las personas más ricas del mundo, su asombrosa riqueza nos deja sin aliento. Es lógico que el tono que establezcan y las acciones que adopten en lo que respecta al cambio climático tendrán una influencia importante en la forma en que el mundo en general aborda y comprende el cambio climático.
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