presidente argentino, Alberto Fernándezrevivió el pasado martes, 14, esa idea Buenos Aires Debía dejar de ser la capital del país, trasladándose los puestos a otras ciudades, para reducir la fuerte desigualdad en el desarrollo regional.
“Todos los días pienso que la capital argentina no debe estar en un lugar diferente a Buenos Aires, para dar todo el potencial que tiene una capital de cualquier país”, dijo el mandatario en un acto en la ciudad de Monteros, en el norte del país. provincia de Tucumán. “¿No es hora de que empecemos a aceptar este desafío y pensar en cómo hacerlo como sociedad?”
El discurso fue pronunciado en una reunión de gabinete como parte del programa “Capitales Alternativas”, que desde el inicio del mandato de Fernández realiza reuniones ejecutivas fuera de Buenos Aires con el objetivo de descentralizar la gestión de las instituciones y organismos nacionales.
“Aún no es tiempo de que la Secretaría de Minería esté en varias provincias mineras y la Secretaría de Pesca esté en varios puestos pesqueros de la Patagonia”, dijo el mandatario.
Según Fernández, para su gobierno el “federalismo” no es un “discurso”, sino un “llamado al desarrollo integral de la Argentina”.
“Y también sabemos que hay asimetría. Está claro que en el centro del país hay una riqueza rural que nos permite exportar todo lo que exportamos y producir todo lo que producimos, pero en otras partes del país hay otras riquezas a las que debemos darle el impulso necesario. . para que cada provincia y lugar se convierta en una parte fuerte de la Argentina, es decir el federalismo, para pensar la Argentina como un todo”, observó.
Argentina amarga hoy la mas grande inflación entre las principales economías, sólo superada por la quiebra de Venezuela.
La economía también está patas arriba. Este año, Se espera que el PIB crezca un 7,5%. Sin embargo, el aumento es ilusorio y solo se da porque se basa en 2020, cuando Argentina enfrentó una caída histórica del 10% en el PIB.
Según Peronis, el programa “Capital Alternativa” ha impulsado la idea de “salir de Buenos Aires, andar y escuchar, andar a ver”, pero hace falta más.
“Primero lo que tenemos que lograr es inculcar en la cabeza de cada argentino que podemos hacer una Argentina más justa, más equilibrada, más justa, que no estamos condenados por la desigualdad que vivimos hoy, que podemos revertir la situación y eso depende sobre nosotros”, dijo.
Sin embargo, la posibilidad de cambios de capital no es nueva. En 2014, el diputado opositor Alberto Asseff presentó un proyecto de ley para trasladar la sede del Ejecutivo a Río Cuarto, en la provincia de Córdoba, y el Parlamento y la Auditoría General del Estado a la provincia de Santa Fé.
Varios meses antes, el entonces presidente de la Cámara de Diputados, el actual ministro de Agricultura, Ganadería y Pesca, Julián Domínguez, propuso trasladar la capital a Santiago del Estero.
La iniciativa más recordada, sin embargo, llegó en 1986, cuando el entonces presidente Raúl Alfonsín impulsó un proyecto de descentralización del poder político y económico que pretendía trasladar la capital a la ciudad de Viedma, a unos 800 kilómetros de Buenos Aires, iniciativa que finalmente fracasó.
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