Durante medio siglo, el principal rival geopolítico de Estados Unidos ha utilizado una base de espionaje cerca de Cuba para robar secretos militares de Estados Unidos escuchando comunicaciones telefónicas y datos.
Veinte años después de que la Unión Soviética cerrara el puesto de avanzada, China puede continuar donde lo dejó Moscú.
Los esfuerzos de vigilancia de Beijing informados desde Cuba recuerdan a Lourdes, un puesto de escucha construido por los soviéticos al sur de La Habana que una vez empleó a miles de personas para escuchar a escondidas las comunicaciones telefónicas y de datos confidenciales de los EE. UU. Pero donde la Unión Soviética buscó la conquista ideológica en Cuba y en toda América Latina, los esfuerzos de China se basan en el desarrollo de lazos económicos.
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