El sueño de la Patagonia natural sigue vivo en el sur de Chile después de 30 años

Hace tres décadas, el multimillonario estadounidense Douglas Tompkins dedicó su fortuna a crear una reserva natural protegida en el sur de Chile. Hoy, su sueño es un tesoro ambiental que se maneja casi sin interferencias de la naturaleza.

Entre escarpadas montañas y profundos valles dominados por el viento, la Patagonia chilena aún conserva su esencia salvaje, gracias a las acciones de conservación en este ecosistema en continua regeneración.

En el corazón del extremo sur de Chile, los parques nacionales se niegan a servir de refugio a especies de flora y fauna que “siguen obedeciendo las reglas de la naturaleza” en medio del avance de la civilización humana, explica Javiera Ide, de 33 años, responsable de Comunicaciones para el Rewilding Fundación Chile, el legado del fallecido empresario ambiental.

En 1990, Tompkins compró y luego donó 8.000 kilómetros cuadrados de tierra a Chile y Argentina para que cada país pudiera continuar con su trabajo de conservación tras su muerte en 2015 en un accidente de kayak en el lago General Carrera en la Patagonia. .

Vista a la montaña desde el lago General Carrera en Aysén, Chile

Imagen: PABLO COZZAGLIO/AFP

Este lugar excepcionalmente biodiverso fue descrito por el científico británico Charles Darwin (1809-1882) como un lugar donde “las obras inanimadas de la naturaleza (roca, hielo, nieve, viento y agua) aunque estaban en guerra entre sí, eran todos contra el hombre, y eran los únicos que gobernaban con soberanía absoluta”, recuerda el libro “Darwin en la Patagonia” sobre las visitas a este extremo sur entre 1832 y 1834, editado en 2005 por Marcelo Beccaceci.

Estas tierras son actualmente ecosistemas conservados, donde especies en peligro de extinción o en peligro de extinción, como el cóndor, el venado andino y el ñandú, han regresado a sus hábitats, luego del cautiverio que les permitió preparar vida silvestre en lugares donde el “planeta se desintegró”, según Poema chileno de Pablo Neruda “La espada enendida” (1970).

“La Patagonia es donde comenzó el mundo, un lugar todavía salvaje, vasto, donde todavía podemos ver la naturaleza en todo su esplendor (…) él está en el poder”, dijo Ide.

Huemul y cóndor

El escudo de armas de Chile se encuentra entre dos animales, el huemul y el cóndor. El primero está en peligro de extinción; y el segundo, casi amenazado, según la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).

Un huemul, en la región de Aysén, Chile - PABLO COZZAGLIO/AFP - PABLO COZZAGLIO/AFP

Un huemul, en la región de Aysén, Chile

Imagen: PABLO COZZAGLIO/AFP

Ambas especies tienen un último bastión de esperanza en la Patagonia, en el Parque Nacional Cerro Castillo, un valle entre picos nevados que alberga este santuario de animales. Solo quedan 1.500 ejemplares en el mundo, entre los territorios de Argentina y Chile.

Decenas de kilómetros más al sur, entre glaciares y ríos, el Parque Nacional Patagonia es “una zona frecuentada por cóndores”, dijo a la AFP Cristian Saucedo, de 48 años, director del Programa de Vida Silvestre de la Fundación Rewilding Chile.

Esta tierra alberga el 70% del cóndor del país, la mayor población de esta especie en Sudamérica. En el valle azotado por el viento, varios cóndores que han sido rescatados en problemas han sido liberados en los últimos meses y están siendo rehabilitados en “uno de los últimos refugios naturales del planeta”, dijo Saucedo.

Ñandú en un cautiverio patagónico - PABLO COZZAGLIO/AFP - PABLO COZZAGLIO/AFP

Ñandúes en el cautiverio patagónico

Imagen: PABLO COZZAGLIO/AFP

En este mismo valle, la población de ñandúes también empieza a recuperarse, hoy en la categoría de menor temor a la extinción, tras su crítica situación en el pasado.

Alano Dena

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